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  •  12/09/2016  •   Clubes Náuticos

24 años de compromiso con la enseñanza náutica

La Escuela de Mar del Real Club Náutico de Palma abre las puertas del mar a más de medio millar de alumnos cada temporada. Entre un 5 y un 10% de los inscritos, dependiendo de la temporada, intentan dar el salto a la competición.

24 x 500 = 12.000. Es una cifra aproximada, pero no descabellada, de los niños que podrían haber pasado por la Escuela de Mar del Real Club Náutico desde que, hace casi tres lustros, empezó a funcionar como plataforma de acceso al mar para los ciudadanos de Palma. Este año han vuelto a ser algo más de medio millar los alumnos que han disfrutado del mar (en algunos casos por primera vez) gracias al RCNP y a su compromiso con la divulgación de la cultura náutica.

“El objetivo de la Escuela de Mar es doble: por un lado que muchos niños tengan su primer contacto con las actividades náuticas, ya sea a través de la vela, el piragüismo, el paddle o la natación; y por otro, y más importante, que se diviertan y disfruten de ese tiempo de ocio”, afirma Jordi Castro, coordinador de los equipos de vela del RCNP y de la Escuela de Mar.

En los últimos diez años, la demanda de plazas ha sido “bastante estable, prueba de que la actividad está muy consolidada”, explica Manu Fraga, director deportivo del RCNP. Lo que sí ha cambiado, añade, es la dinámica organizativa. “Antes se inscribían por quincenas y ahora lo hacen principalmente por semanas. Tenemos alumnos desde finales de julio, cuando acaba el curso escolar, hasta principios de septiembre”.

El periodo más “caliente”, y no sólo en el aspecto meteorológico, se vive en el mes de julio. Es cuando hay más demanda y el momento en el que los medios desplegados por el RCNP son más intensos. “La Escuela de Mar –indica Castro– nos obliga a reforzar la plantilla de monitores, en esos días de julio hay 24 personas (cada una en su parcela, incluidos talleres medioambientales) trabajando para dar servicio a más de un centenar y medio de niños que coinciden en el club”.

Al preguntarle por el espacio disponible para acoger a tantos niños, el coordinador de la Escuela de Mar sonríe y recuerda que una de las especialidades del RCNP es encontrar sitio para las múltiples actividades que se llevan a cabo a lo largo del año. Si se hacen la Copa del Rey, PalmaVela o el Ciutat de Palma, la Escuela de Mar “no supone un gran problema”.

Es difícil establecer cuántos de los niños que han descubierto el mar gracias al RCNP se terminarán aficionando a la vela o al piragüismo, pero si se ha notado un incremento de las peticiones para dar el primer paso hacia la competición a través de las Escuelas Base de invierno.

Castro estima que entre un 5% y un 10% de los alumnos pasan a este segundo nivel, aunque deja claro que son dos cosas diferentes: “La Escuela de Mar es, sobre todo, una actividad de ocio donde la vela se práctica en barcos colectivos; la Escuela de Base está más enfocada a la competición y exige un plus de disciplina y compromiso por parte del alumno. Visto así se puede decir que el número de niños que se acaban enganchando es bastante elevado. Nuestra escuela de invierno tuvo 60 alumnos el año pasado, la mayoría de los cuales han pasado luego a los equipos de regatas que representan al RCNP en competiciones regionales y nacionales”.

Manu Fraga recuerda que la Escuela de Mar está abierta a todos los ciudadanos, aunque, como es lógico, los socios del RCNP disfrutan de presiones especiales. “Entendemos que es una actividad bastante económica, al alcance de todos, orientada a dar un servicio y que viene motivada por el compromiso social del club. La experiencia de más de dos décadas en su gestión nos permite autofinanciarla sin subvenciones ni aportaciones externas. Si a eso le añades que muchos niños van a descubrir el mar como espacio de ocio gracias a nosotros, tenemos motivos de sobra para sentirnos orgullosos”.