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- 12/05/2017 • Social
Cómo debemos motivar a nuestros regatistas y piragüistas
El psicólogo deportivo del RCNP analiza en este artículo las claves para motivar a nuestros jóvenes desde dos orientaciones: el ego y la maestría. Una lectura recomendada para padres, entrenadores, monitores y directivos del clubes.
Los estudios en psicología aplicada al deporte muestran que el clima motivacional fomentado por los miembros de una organización deportiva determina el estado de ánimo y el rendimiento de sus integrantes. También podríamos decir que la “personalidad” de una organización viene determinada, de forma importante aunque no exclusiva, por el clima motivacional. Así que juega un papel fundamental en la imagen que nuestra organización proyecta al exterior.
Bajo esas premisas vemos que es necesario reflexionar sobre el estado del clima motivacional en nuestra organización. ¿Pero de que depende y sobre qué influye el clima motivacional?
El clima motivacional es el reflejo de las acciones de personal directivo, entrenadores, padres de deportistas, los propios deportistas y todo aquel que esté relacionado con la organización de uno u otra forma. Estas acciones básicamente se pueden diferenciar entre acciones orientadas al ego y acciones orientadas a la maestría.
Los instrumentos para dar valor a esas orientaciones son las recompensas. No hablamos de recompensas exclusivamente materiales como primas o compra de material, sino de reconocimiento social (potentísimo reforzador) a través de publicaciones o conversaciones entre miembros de la organización.
El clima motivacional orientado al ego marca objetivos de resultado y valora el rendimiento en base a la consecución de estos objetivos.
En consecuencia, los miembros de un club deportivo ostentan un cierto status según los resultados conseguidos. Esto provoca comparación entre los deportistas y genera competitividad. En un contexto deportivo es algo positivo, pero, como veremos, conlleva ciertos peligros.
Evidentemente, el clima motivacional orientado al ego es inherente a las organizaciones deportivas, ya que pertenecen a un mundo competitivo que persigue la superación de límites. Aunque no es conveniente abusar de ello.
La psicología deportiva explica que los objetivos de resultado o el clima orientado al ego son un potente motivador. Si tienes deportistas con falta de motivación, dales objetivos de resultado. Pero también es una fuente muy importante de ansiedad competitiva y de frustración para todos aquellos que temen no poder conseguir o no consiguen los resultados que se habían propuesto.
Frecuentemente los que no consiguen resultados espectaculares son la gran masa de deportistas de un club. Así que abusando del clima orientado al ego solo reforzamos a unos pocos deportistas de nuestra organización, dejando a la gran mayoría sin recompensa a su enorme esfuerzo.
Reflexionemos un momento. A través de reforzar y dar notoriedad a ciertos logros, el club está ofreciendo un modelo de deportista al que todos sus miembros quieren parecerse. Si nos limitamos a la orientación al ego y a dar importancia a los resultados, el modelo de deportista que estamos ofreciendo es incompleto. Es como si la organización estuviera proclamando “queremos deportistas que consigan resultados”, lo cual no es malo, pero es incompleto.
Todos los que hemos practicado deporte sabemos que detrás de los resultados hay una gran cantidad de esfuerzo y superación de obstáculos. ¿Seguro que todos lo sabemos? ¿Seguro que desde que empezamos a competir, cuando éramos unos niños, lo sabemos?
Una reflexión fundamental para una organización deportiva es: ¿se le da suficiente valor a los instrumentos que el deportista necesita para conseguir esos logros o resultados que todos deseamos? Me temo que debido a la naturaleza del deporte de competición, la mayoría de instituciones deportivas dan más importancia a los resultados que a lo que nos lleva a conseguirlos.
Aquí es donde entra el clima motivacional orientado a la maestría que define el éxito en términos de autosuperación (no comparación). Hacerlo mejor cada día es lo importante. Dedicación y mejora técnica son los valores fundamentales. La excelencia en la ejecución es el objetivo a conseguir.
Antes decíamos que el clima orientado al ego es un potente motivador pero a la vez una fuente de ansiedad y frustración. En el caso del clima orientado a la maestría vemos que fomenta el máximo esfuerzo y da valor a la cantidad y calidad (técnica y ética) de trabajo que un deportista es capaz de desarrollar. Además protege al deportista de la ansiedad competitiva y la frustración si no consigue el resultado deseado. El deportista puede sentirse orgulloso del trabajo que ha hecho para intentar conseguir el resultado deseado independientemente de que finalmente lo consiga o no.
El debate está servido. ¿Debemos ser una organización orientada al ego o a la maestría? La opinión generalizada de los psicólogos deportivos es que es necesario que las dos orientaciones estén presentes en una organización para fomentar un modelo de deportista completo.
De hecho el deportista que todo club desea es el que es capaz de imprimir máximo esfuerzo, el que es un ejemplo ético en su comportamiento, el que persigue la excelencia técnica y el que consigue los resultados que se marca. Toda organización deportiva debería plantearse si realmente fomenta con el suficiente equilibrio este perfil.
Las organizaciones que trabajan el equilibrio adecuado entre clima orientado a la maestría y al ego son las más exitosas y modélicas. No puedo evitar pensar en ejemplos muy evidentes de organizaciones o equipos deportivos que han practicado este equilibrio como el Barça de Guardiola, o el equipo técnico que rodea a Rafael Nadal. Ya sé que es un tópico hablar de estos dos equipos en un artículo de psicología deportiva, pero como es el primero que escribo para esta revista, me voy a permitir la licencia.
Es difícil encontrar ese equilibrio, ya que por un lado necesitamos deportistas muy motivados, lo que requiere orientación al ego. Pero por otro lado debemos dar importancia a los valores de trabajo y ética, además de reforzara a aquellos que no consigan objetivos espectaculares, lo que requiere orientación a la maestría.
La orientación al ego no suele ser un problema ya que prácticamente todas las organizaciones refuerzan de forma importante los logros de resultado.
Sin embargo la orientación a la maestría suele estar algo desatendida. ¿Cuántos reconocimientos se ven al deportista que más horas de entreno cumple? ¿Cuántos artículos hablan del entrenador que más investiga y desarrolla la técnica en una determinada disciplina? ¿Se habla sobre quién es el deportista más respetuoso y exquisito en su trato con los demás mientras compite?
Para que nuestra organización ofrezca un modelo de deportista completo y para que todos sus miembros sientan que su esfuerzo obtiene recompensa será fundamental que se haga una profunda reflexión y en su caso un plan de acción decidido para apoyar y dar visibilidad a los logros de maestría. El clima motivacional se contagia de arriba abajo en una organización. Así que el cambio tiene que empezar en los puestos directivos, pasar al cuerpo técnico y finalmente llegar a padres, deportistas y demás integrantes de la organización.
*Psicólogo deportivo RCNP