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  •  12/10/2014  •   Puerto

Vértigo, el velero más grande jamás amarrado en el Real Club Náutico de Palma

La ecuación de tres valores, rapidez, lujo y envergadura, dio lugar a la botadura en febrero de 2011 del velero Vértigo, un prodigio de la ingeniería naval que representa la contemporaneidad y la sofisticación en el mundo de la navegación. El super yate diseñado por el prestigioso Philippe Briand, con interiores del no menos notable Christian Liaigre, ocupa desde el 6 de octubre el pantalán exterior del RCN de Palma, elegido como puerto base para la temporada de otoño por la embarcación que navega con bandera de Islas Marshall.

Por PAQUITA GIMÉNEZ

Construido en el astillero neozelandés Alloy Yachts en un tiempo record de 29 meses, el barco es el de mayor envergadura que ha acogido nunca el club mallorquín con 67,2 metros de eslora, 12,5 metros de manga y 5,05 de calado. Su casco es de aluminio y está provisto de aparejo queche y dos mástiles. En el exterior, el diseño de sus líneas aerodinámicas y limpias responde a los ideales de Briand, para quien "un barco tiene que destacar primero por su belleza". Más allá de representar ese canon, Vértigo es el resultado de un cuidadoso proceso de construcción en el que hubo que superar todo tipo de retos, adoptando soluciones nunca antes utilizadas para veleros de este tamaño.

Responsable de la construcción de barcos de la Copa América y de Mari Cha IV (récord transatlántico de velocidad en la categoría de monocasco en 2003), el diseñador francés volcó todo su ingenio para cumplir con los imprescindibles de sus clientes: un velero rápido para dar la vuelta al mundo con confort y seguridad, que después de una década mantuvieran un aspecto impactante. Su altura máxima no podía superar los 68 metros para atravesar el Canal de Suez ( el mástil mayor mide 67,9) y su calado no see mayor de 5,25 metros para no encallar en los puertos (tiene 5,05).

Para ganar velocidad, el diseño de la proa cae casi en vertical para aprovechar al máximo su contacto con el agua. Briand optó también por un aparejo queche, colocando dos mástiles que permiten responder mejor a cambios de viento repentinos bajando la mayor para continuar navegando sólo con la mesana y el foque.

La tradicional vela triangular fue sustituida por otra de mayor alunamiento para ganar superficie en la parte superior hasta sumar un total de 5.330 metros cuadrados de velamen que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 20 nudos (superior a la de los barcos de su clase). A velocidad de crucero, con motor, el barco puede navegar sin repostar hasta 4.000 millas.

Conseguir este compendio de virtudes exigió experimentar durante el proceso de su diseño con los últimos avances en hidrodinámica digital. A partir de un software específico se desarrolló un casco madre virtual que sirvió para realizar pruebas de resistencia y medir el impacto del viento a todo tipo de velocidad para cada disposición del velamen.

Con capacidad para doce personas y once tripulantes, el confort se traduce en todos los detalles. La cubierta superior se sitúa entre los dos mástiles y sus laterales son una sucesión de ventanas hidráulicas que permiten que la luz penetre en el salón. En la zona de popa destaca un espacio para comer y pasar la jornada, con solárium y piscina. En el interior, cinco dormitorios, gimnasio, cocina de diseño y salones, obra del interiorista Christian Liaigre, proporcionan un ambiente acogedor y lujoso.

Tres lanchas de ocho, seis y dos metros completan la dotación del especular super yate, disponible para chárter durante todo el año con un precio semanal que ronda los 238.000 euros.