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- 17/05/2016 • Cultura
Manuela, el primer barco del RCNP
En 1948 se fundó el Real Club Náutico de Palma, fruto de la fusión del Club España y el Club de Regatas. La embarcación construida en 1934 por el mestre d'aixa Antonio Ferrer fue la primera en amarrar en las nuevas instalaciones. Hoy se encuentra depositada en las Cuevas de Bellver, a la espera de que se cree el museo marítimo de Mallorca.
Así describe Quico Llompart, uno de los socios fundadores del Real Club Náutico de Palma, los primeros días del RCNP, fruto de la fusión del Club de Regatas y el Club España, a los que se refiere al inicio de la declaración. ¿Pero cuál fue exactamente el primer barco en trasladarse al nuevo club, el primero en amarrarse al puerto recién construido a instancias del urbanista Gabriel Roca?
El honor, como así lo atestiguan una fotografía y una metopa conmemorativa, corresponde al “Manuela”, un “falucho” construido en 1934 por el mestre d’aixa Antonio Ferrer Mas, más conocido como Antoni Roig (hermano del también carpintero de ribera Pau Ferrer), que fue propiedad de la familia Besalduch.
El “Manuela” tomó parte en muchas competiciones de la época. “El abuelo”, recuerda el socio Antonio Besalduch, “era por entonces el propietario de la única velería de la Bahía de Palma. Era como una escuela de náutica a la que acudían con frecuencia personas que luego han formado parte de la historia de la vela balear, como Pepe Estela o los hermanos Coll, entre otros”.
Besalduch siempre estuvo en la vanguardia del diseño de velas, que en aquella época vivía la transformación de la latina a la guaira y de ésta al aparejo Marconi que hoy montan la práctica totalidad de los veleros. “Grandes veleros, balandros, faluchos y snipes envergaron las velas de mi abuelo”, destacaca Besalduch.
El “Manuela”, un llaüt muy rápido que peleaba cada bordo con el “Frolich” de Pepe Estela, fue heredado por Francisco Besalduch, padre de Antonio y de Juan, comodoro del Real Club Náutico de Palma. La familia no quiso que el barco se vendiera y se le perdiera la pista, por lo que decidió donarlo a la Asociación de Amigos del Museo Marítimo de Mallorca, que lo guarda en las cuevas del Castell de Bellver a la espera de la creación de un centro expositivo para el patrimonio naval de la Isla.