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- 18/05/2016 • Vela Ligera
“Cada niño es un mundo, para motivarlo antes hay que conocerlo”
Entrevista con Pedro Marí, entrenador de vela ligera del Real Club Náutico de Palma
¿Qué os faltó a ti y a Joan para cumplir el objetivo de estar en unos JJOO? Porque llegastéis a estar bastante cerca de conseguirlo, ¿no?
Sí, pasamos dos años entrenando en Santander, pero creo que nos faltó apoyo de una persona que nos empujase. La preparación para unos Juegos es muy dura, requiere una dedicación total. Tuvimos todo el soporte del Real Club Nautico de Palma, pero, como digo, hubiéramos necesitado un entrenador o un manager, alguien que nos estuviese un poco más encima. Pero, bueno, así son las cosas en el deporte.
Al cerrar tu etapa como deportista de alto nivel te hiciste entrenador. ¿Cómo fue eso?
Fue un proceso muy natural. Venía a Palma desde Santander y ayudaba a entrenar a los chicos. Luego entré en horario parcial y más adelante me terminé incorporando al equipo técnico del RCNP. Cuando aún estaba por horas, solía acercarme al club por las tardes, ponía a punto los barcos, le echaba una mano a Jordi Castro…
Entiendo que le gusta este trabajo.
Mucho. Me siento reflejado en los niños. Para mí es como si aún estuviese navegando. Si ganan una regata, lo vivo como algo propio. La verdad es que a veces me pongo más nervioso que cuando era yo el que navegaba. Tengo la sensación de saber lo que necesita cada niño, porque yo he estado ahí, lo he vivido. Lo veo desde otra perspectiva. La satisfacción cuando el trabajo da sus frutos es diferente, pero también muy grande.
Has hablado de una figura que te faltó. ¿Quieres ser tú esa figura para los deportistas que entrenas?
Bueno, es que no es exactamente así. Me faltó en mi etapa de 470, pero no en las anteriores, donde sí estuve muy arropado, en mi caso por Xisco Gil, que de alguna manera fue mi maestro. Pero sí, la experiencia te ayuda a no repetir errores y a mejorar las cosas. Por ejemplo, aquí tenemos a Joan Cardona, que está compitiendo al máximo nivel en la clase Laser y tiene unos objetivos muy ambiciosos. Creo que el club le está dando lo que necesita para llegar arriba. Es muy importante que el deportista tenga a su lado a alguien de confianza, una persona a la que contarle sus cosas, a quien consultar las dudas que surgen. Joan sabe que estamos aquí para lo que necesite. Yo, por mi parte, estoy intentando dar a los niños lo mismo que yo recibí cuando competía en clases infantiles y juveniles.
Tratas con deportistas de diferentes edades. No es lo mismo un niño que empieza en Optimist que un adolescente que hace Laser o 420. Este trabajo exige tener también conocimientos de psicología.
Cada niño es un mundo y hay que conocerlo para saber cómo debes relacionarte con él. Es imposible tratarlos a todos por igual. Hay deportistas que soportan mejor la presión que otros y eso es algo que debes saber gestionar como entrenador. Es una cuestión de carácter. Seguro que ocurre lo mismo en cualquier trabajo. La manera de motivar a una persona es diferente en cada caso. Esto vale para clases infantiles y juveniles.
El deporte es una reflejo de la vida. A veces se gana y a veces se pierde. Como padre, me interesa mucho que mis hijos aprendan a sobrellevar la frustración.
Reconozco que para mí es muy difícil saber que decirle al niño en el momento en el que cruza la línea de llegada y no ha hecho un buen resultado o ha estado por debajo de lo que él esperaba. Los entrenadores tenemos que ser un poco psicólogos y tratar de mejorar en ese aspecto día a día, porque no hay que olvidar que la decepción también es nuestra. Pero no es fácil.
Los chavales parecen encantados contigo. Tal vez sí llevas dentro a ese psicólogo, aunque no lo creas.
Conozco a todos los niños que hay en el club y creo saber cómo los debo tratar, qué caramelo les puedo dar y hasta donde les puedo apretar. Se suele decir que un entrenador no puede ser amigo de sus deportistas, pero no creo que sea exactamente así. Has de poder y saber estar a su lado cuando lo necesitan. O así lo veo yo. Lo importante es el respeto. En el RCNP no hay un solo regatista que no respete la autoridad del entrenador. Ni uno.
¿Son educados?
Todos. Son bellísimas personas, te lo digo en serio.
¿Y crees que la práctica del deporte, la vida de club, les está ayudando a ser buena gente?
Hombre, la vela hace muchísimo… Por ejemplo, en el Optimist tienes a niños pequeños solos en medio del mar, con su barquito, teniendo que tomar sus propias decisiones. Esto les ayuda a madurar, a resolver los contratiempos con su propia pericia y, seguramente, a no venirse abajo por cualquier cosa de la vida diaria. En una palabra: a espabilar. Luego está el sentimiento de equipo, de club. A pesar de que compiten individualmente, aquí tenemos un gran grupo, basta ver cómo se relacionan entre ellos en la explanada, cómo se divierten. Y por último, el sentido de la disciplina y que te da ser responsable de tu material, de tu barco.
Hay toda una serie de deportistas que están despuntando en el RCNP y que se han marcado objetivos muy ambiciosos. Ahí tenemos a los campeones mundiales de Team Racing de 420, a Joan Cardona, del que ya has hablado, a Ramiro Foguet… ¿Qué futuro les auguras?
El futuro es prometedor porque son buenos y tienen el apoyo de un gran club. Vamos por buen camino. Habrá que ver qué pasa cuando los regatistas de 420 pasen a la clase olímpica 470, donde la competencia será durísima. Intentar llegar a unos JJOO es una apuesta muy fuerte porque te exige vivir por y para la vela, no te deja tiempo para casi nada más. El primer escalón, en realidad, está en el tránsito del Optimist al 420 o al Laser, cuando el deportista ya empieza a notar que navegar conlleva un sacrificio importante.
En este club hay un montón de deportistas y, con suerte, unos pocos llegarán arriba. Pero la vela no es sólo ganar o intentar llegar a unos JJOO. No sé si lo ves así.
Desde luego. El objetivo principal de este club es que la gente navegue, no es ganar o tener campeones del mundo. Eso es un plus que se agradece, qué duda cabe, pero lo importante es que los niños disfruten, que aprendan a respetar el mar y que dejemos sentadas las bases para que en el futuro puedan seguir navegando, tener su barco e incluso competir en crucero. Nada de lo que aquí se aprende cae en saco roto, te lo aseguro.